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......................... ven, mira, siente... quédate

Campañas para mi mismo



Campañas para mi mismo. Tres instala(c)ciones urbanas.
Nodo: estado periférico / Exposición Colectiva.
Museo de Arte Contemporáneo Alfredo Zalce,
Morelia, Michoacán, 15 de agosto de 2008.


Introducción
No hace mucho, mi estado de ánimo se volvió triste, ansioso y vacío
en forma persistente. Los sentimientos de desesperanza y pesimismo
se sumaron a los de culpa, inutilidad y desamparo. Fue notoria la pérdida
de interés en los pasatiempos y en las actividades que antes disfrutaba.
Una disminución de mi energía dio paso a la fatiga; el agotamiento
y la sensación de estar pasmado se tradujeron en una dificultad para
concentrarme, para recordar y principalmente para tomar decisiones.
Aparecieron momentos de insomnio que hicieron que despertase
más temprano y finalmente, empecé a dormir más de la cuenta...
Mi vida cambió: caí en un bache depresivo.

¿Cómo uno puede ayudarse a si mismo cuando está deprimido?

Este proyecto no sólo es una respuesta o una forma de autoayuda.
Es una suerte de cura a los miedos y tristeza de mi persona.
Una especie de refugio contra las fugas y abandonos de mi pensamiento.
Una manera de reencontrarme con mis palabras y sentimientos,
de conectarme otra vez con mi trabajo...
Recordemos: tengo una formación como diseñador gráfico y hoy
es tiempo de lanzar las Campañas para mi mismo.


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No tengas miedo (Campaña Uno)
"A la memoria de José, quien creyó haber perdido el valor,
porque lo confundió con el miedo".

Antecedentes
Mis crisis depresivas siempre me han llevado al extremo de sentir miedo
por cualquier cosa que se presenta aparentemente fuera de mi control.
El miedo a la enfermedad, a la pobreza, al fracaso, a la soledad
y a la muerte entre otros, están presentes a través de las actividades
más triviales y cotidianas que desarrollo. Tal situación me bloquea
arrastrándome a un círculo vicioso: me pasmo.
Esto por supuesto tiene sus consecuencias, y es una situación
de la que repetidamente intento salir.

Propuesta
Las rutas de la existencia diaria nos obligan a trazar caminos
laberínticos llenos de información e imágenes casi siempre ajenas a
nuestros pensamientos y sentimientos. Ahora es tiempo de llenarlas
con nuestros propios mensajes.
En ese sentido, se pretendía que a través de una especie de
campaña publicitaria, recibiera yo el mensaje "no tengas miedo",
impreso en carteles de diferente tamaño y colocados en los lugares
más significativos que forman la ruta que comúnmente transito en
un día normal de vida. La intención era aprovechar cualquier espacio,
lugar y momento para decirme: no tengas miedo.
En un segundo momento de la campaña, y a partir del día inaugural
de la exposición, en el museo se colocaron sobre un pedestal
los mismos mensajes impresos sobre viniles autoadheribles (calcomanías),
con el objeto de que cualquier persona-visitante tomara un vinil
y pudiera llevárselo. De esta manera, se daría continuidad a la difusión
del mensaje a través de los diferentes destinos que las personas
dieran al material adherible.
A fuerza de la repetición y sorpresa, penetrar en el pensamiento.
Causar tensión en la rutina. Provocar y asombrarme otra vez.



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Actos de Fe (Campaña Tres).
Para Fernando, que hasta en su propio nombre la manifiesta.

Antecedentes
Una serie de acontecimientos familiares, morales, económicos,
afectivos, laborales, -¡carajo!, casi todo al mismo tiempo- se sumaron
a mi ya de por si deteriorada estima, producto de mi depresión.
Un día entonces, mi confianza se quebró. Perdí la confianza en todo:
en mi capacidad para amar, para crear, para pensar, para creer.
Simplemente: perdí la fe. (Fe, del latín fides, confiar).
¿Dónde radica la fe? Y no es precisamente un cuestionamiento religioso.
¿Cómo allegarse algo tan intangible, subjetivo, inmaterial?
Parece simple: sólo ten Fe.

Propuesta
A partir de hechos tan ordinarios -como dar de comer a unas palomas
en una plaza, o vertir azúcar en un hormiguero, o dejar un rastro de sangre
para las moscas, o alimentar a los perros con vísceras-,
pretendí convertirlos en actos donde literalmente los protagonistas
(insectos o animales) instintivamente se alimentaran de fe.
Escribí la palabra Fe con arroz, azúcar, sangre y trozos de carne,
y la expuse en diferentes sitios con el ánimo de que -por instinto-
las palomas, insectos y perros se acercaran a comer de ella.
Escribí también la palabra Fe con las piedras de desecho que resultan
de la elaboración de las lápidas mortuorias y las coloqué justo
en el espacio del museo que albergó la exposición.
La reacción de la gente al decidirse a tomar una piedra y llevársela,
correspondía a mi voluntad por recuperar la fe.












































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