1. Primero fueron los ojos, que no quisieron ver más.
Los oídos le siguieron escuchando cada vez menos,
no hubo más besos ni palabras al desaparecer los labios y la boca,
insensible al fin, la piel toda se redujo a sueños.
2. Los días y los pasos se detuvieron: no más camino ni tiempo ajenos.
Aquel espacio secreto y abierto, cuerpo blanco se volvió de encierro.
No más sed y ansia, no más migajas sobre tu piel de cielo.
Sí, sabes bien a qué me refiero...
3. Las cosas siguen ahí, mira:
lo que ya no hay es nariz, ni aroma.
Encontrarás un hueco por corazón, debajo de la ropa,
y una cabeza rellena de todo, menos de memoria.
4. Este es un mundo maniquí y sé que te hace feliz y qué importa.
¿Dónde estás tú, dónde estoy yo?
Rostro sin ti, rostro sin mi, rostros de sombra.
En un mundo maniquí, pensar y sentir, eso te estorba.
5. No hay palabras, no hay razones, tampoco cabe vivir,
sólo existe tu fantasma y su eco que miente.
En fin... ¿qué más decir,
de un mundo maniquí con cuerpos inertes?